Historia de la Natación
Sincronizada
El comienzo de las ejecuciones artísticas en el
agua se remonta a finales del siglo XIX. Más concretamente es en el año 1892 en
Inglaterra donde se llevaron a cabo lo que, por aquel entonces, se denominaban
prácticas de Natación Artística o también, Ballet Acuático.
Sin embargo no es hasta el siglo XX cuando
podemos hablar del nacimiento de la Natación Sincronizada, aunque no recibiera
este nombre, ya que su origen tiene lugar en el surgimiento de diferentes
grupos de nadadoras en diferentes países (Inglaterra, Canadá, Holanda,
Alemania, Bélgica, Francia, Estados Unidos o Australia) que realizaban figuras
en el agua.
A partir de 1920 estas formaciones de figuras
toman el nombre de Natación Ornamental.
En 1924 se efectúa en Canadá la primera
competición de esta disciplina en la Asociación de piscina Amateur Atlética de
Montreal. Dos años más tarde (1926) se celebran el Campeonato Nacional de
figuras y estilos (también en Canadá) y el Trofeo de Gales que llamaron Científicas y Llenas de
Gracia.
En 1933-34 en Chicago se presenta el
espectáculo "Sirenas Modernas" donde, por primera vez aparece el
término de "Natación Sincronizada", aunque, en los primeros escritos
que versan sobre esta nueva modalidad deportiva, publicados casi de manera
contemporánea a este evento, refieren a la misma con el nombre de
"Natación Rítmica".
En 1940 se redactó el primer reglamento y al
año siguiente se reconoció como deporte en Estados Unidos, pero hubo que
esperar doce años, hasta 1952 para que la FINA reconociese como deporte a la
natación sincronizada.
En 1955 la Natación Sincronizada fue aceptada
oficialmente como deporte competitivo en los Juegos Panamericanos, celebrados
en ciudad de México.
La primera competición Internacional fue
celebrada en Amsterdam, en 1958, bajo la dirección de J. Armboust, presidente
del Comité de Natación Sincronizada, pero hasta 1973 no se empiezan a celebrar
los Campeonatos Mundiales.
La Natación Sincronizada fue deporte de
exhibición en los Juegos Olímpicos en las ediciones de Londres 1948 y de
Helsinki 1952, pero no consiguió el pasaporte olímpico hasta tres décadas más
tarde: en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1984, en los que sólo fueron
consideradas olímpicas las modalidades de solo y dúo.
Finalmente, un dato a destacar es que desde
siempre, esta disciplina deportiva se ha podido ubicar entre el arte y el
deporte debido a la unión de la música, el ritmo, la coreografía y el
movimiento corporal. Es en sus orígenes donde podemos encontrar un claro
ejemplo de ello, y en concreto en los Estados Unidos que tanta difusión le
dieron gracias a los espectáculos que se exhibían en los teatros del Music Hall
y a la factoría de Hollywood con sus películas y musicales acuáticos
protagonizados por la actriz y nadadora Esther Williams en la década de los
años sesenta (del siglo XX) entre los que destacamos “Escuela de Sirenas” o
“Hijas de Neptuno”.
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